sábado, 2 de abril de 2011

Diario de Nueva York 3



Muestra "The Diary" en la Pierpont Morgan Library de Madison Avenue (as in "Mad Men"). Paraíso del fetichista (un servidor). La piece de resistance: varios cuadernos originales del mítico diario de Henry David Thoreau -el ur-diario de la tradición confesionalista americana- comenzado a orillas del lago Walden, adonde Thoreau se "retiró" a los veinte años para "enfrentarse cara a cara con los hechos de la vida". ¡Hasta se exhiben los lápices que usaba Thoreau! (marca "Thoreau", fabricados por el padre del escritor...) Los cuadernos -no muy diferentes del cuaderno donde estoy anotando estos apuntes, jaja- empiezan en 1837 y muestran a un Thoreau recién salido de Harvard que lleva un "diario" muy prolijito, sin una sola tachadura, evidentemente reescrito a partir de algún otro borrador, cada entrada casi un mini ensayo, con toda la sabiduría de un chico de veinte años. Los cuadernos de la última etapa, en cambio, son verdaderos diarios: registran sin maquillaje episodios de su vida cotidana y de su principal actividad: las caminatas diarias por los bosques de Walden. E incluyen, por ejemplo, el dibujo de una hoja encontrada una madrugada, con especial atención a las estrías formadas sobre la misma por la helada. Como si la letra no alcanzara.

También me llamaron la atención los diarios "familiares" que Nathaniel Hawthorne compartía con su mujer Sophia. Cada uno escribía su entrada después del otro, en el mismo cuaderno. Por lo visto, se trataba más bien de misivas de amor que se dirigían entre ellos, incluso chistes. Cuando Hawthorne muere, Sophia revisa los diarios para su publicación y procede a tachar casi todas sus propias entradas. Recordé el diario de Tolstoi, en las antípodas del concepto americano de la vida matrimonial sin secretos (la pesadilla puritana que el propio Hawthorne después retrató como nadie en La letra escarlata). En cierto momento, Tolstoi advierte que su mujer le estaba leyendo el diario íntimo, entonces comienza otro diario paralelo, que mantiene escondido en un lugar secreto.

La muestra incluye algunos materiales laterales de interés, como la trascripción mecanografiada -el original, ¡por favor!, estamos en la biblioteca de Pierpont Morgan- de la entrevista que le hicieran en 1969 al cronista neoyorquino E.B. White para The Paris Review, parte de aquella serie de reportajes literarios. Le preguntan a White por su legendario diario, por entonces, inédito. "Mis diarios son ingenuos, sentenciosos, moralizantes... ¡están llenos de basura! Al mismo tiempo, resulta difícil ignorarlos. Después de tantos años, cuando los releo no dejan de retener mi atención, aunque no me susciten ningún orgullo. En casi todos los aspectos me decepcionan. Donde quisiera encontrar hechos, encuentro fantasías. Donde quisiera enterarme de qué hice, sólo me entero de lo que estaba pensando. Están plagados de opiniones, moralejas, juicios apresurados, esperanzas, preocupaciones y penas juveniles olvidadas. Pero de vez en cuando descubro que registran algo de mi vida con rara honestidad y precisión. Por ese motivo, no he cedido nunca a la tentación de quemarlos".

De todas las piezas exhibidas, me impresionaron más que ninguna otra las páginas abiertas en febrero de 1878 del diario de John Ruskin, el famoso crítico de arte inglés. Las páginas -en blanco- corresponden a un período de tres meses en el que Ruskin sufrió un brote psicótico y debió retirarse, también él pero por otros motivos, de toda actividad. Una vez recuperado, al retomar su diario, Ruskin decidió dejar estas páginas en blanco, como el recordatorio más expresivo de aquel episodio traumático, con apenas un discreto encabezamiento en alusión a la pesadilla que había vivido: "February to April - the Dream". Y allí aparece, como siempre, toda la fuerza brutal de lo no dicho.

-Andrés Di Tella

4 comentarios:

Maria Rosa Andreotti dijo...

gracias, Andrés, por postear esta muestra. ¡Qué ganas de ver, espiar, recorrer esos diarios!

Leandro Villamea dijo...

Andrés, ante todo felicitaciones por su trabajo.
Humildemente quisiera presentarle algunas de mis fotografías en:
leandrovillamea.blogspot.com
Gracias y un cordial saludo
Leandro Villamea

Fotografías dijo...

Gracias María Rosa.

Muy buenas las fotos, Leandro. La de los autos me pareció muy especial.

Firbinski dijo...

Maravilloso clip, con el viento hojeando el diario y llevándoselo, como si se lo llevra el viento, digo...