lunes, 8 de agosto de 2011

Di Tella revela la asombrosa obra del "cineasta secreto" Claudio Caldini


Di Tella revela la asombrosa obra del “cineasta secreto” Claudio Caldini
Paulo Pécora
“Hachazos” es el título de un vasto proyecto de Andrés Di Tella que mezcla distintas artes para componer un documental, un libro biográfico y un espectáculo vivo y performático en torno a la figura del cineasta experimental argentino Claudio Caldini.

Caldini es un “cineasta secreto” que es puente entre dos generaciones y cuyas asombrosas imágenes obligan incluso a repensar qué se entiende por cine.

En su versión fílmica, “Hachazos” es el retrato de una de las figuras más destacadas del cine “under” y experimental en la Argentina; un relato sobre la pasión por el cine y acerca de cómo el arte puede modificar la vida de un hombre al punto de llevarlo a la locura.

La película es también una reflexión en torno a la soledad y a la contemplación de la naturaleza y, finalmente, un testimonio del vínculo humano y artístico que une a estos dos directores.

Austero, extremadamente preciso y meticuloso, Caldini “hace cine solo, sin dinero, sin nadie”, un cine abstracto e innovador en el que confluyen la música, la pintura y otras artes plásticas, además de recursos experimentales e ideas técnicas geniales, donde las imágenes surgen de un modo de pensar como si se estuviera soñando, dejando a la mente libre de olvidarlo todo y dar paso a lo azaroso.

Para Di Tella, “Caldini es un artista que hace un cine que el 90% de los cineastas no reconoce como cine. Ahora empieza a haber otros cineastas que se consideran sus herederos, pero él es un solitario y eso me parece ejemplar en su vida, porque lleva al límite su idea del cine y ese cine sólo es posible porque vive de manera solitaria”, según reflexionó.

En una entrevista con Télam, el cineasta -a quien el cruce con Caldini le hizo repensar su forma de hacer cine y darle más importancia a la potencia de la imagen en sí misma- dijo que buscó retratarlo porque “me conmueven los destinos que sufren momentos complicados y la épica de ciertas personas atravesadas por trastornos y locuras. Pero supongo que también lo hago para entender mi propia vida”.

“Esta es una colaboración entre ambos para reconstruir algunos momentos de su vida. A la vez fue una discusión, porque no siempre estábamos de acuerdo. Yo trabajo en equipo y me gusta la narración. El trabaja solo y le apasiona lo abstracto. Por eso el proyecto es un choque entre dos concepciones distintas sobre el cine, y eso, en sí mismo, es un experimento”, agregó el director.

Para el filme, Di Tella sintetiza una entrevista a Caldini que se extendió durante más de dos años, en la cual lo muestra en su vida solitaria como casero de una quinta en General Rodríguez y recorre a través suyo la historia de un cine argentino casi oculto, se estrenará el jueves en salas porteñas y se verá todos los domingos, a las 18, en el Malba.

“Hachazos” en su versión libro será presentado este miércoles, a las 19, en la Fundación Telefónica, donde ambos ofrecerán una variable de una performance que ya realizaron en el Teatro San Martín de Buenos Aires, en La Plata y en Brasil, pero ahora con imágenes que Caldini nunca antes había mostrado en público y con grabaciones en casete que Di Tella repartirá entre los asistentes.

El proyecto empezó en 2009 cuando Di Tella escribió en su blog un artículo sobre el impacto que le provocó su reencuentro con el director experimental, a quien no veía desde hacía muchos años y a quien había conocido en 1976, cuando era un estudiante secundario y colaboraba como asistente en un cortometraje de la artista plástica Marta Minujín, donde Caldini era camarógrafo.

Ese artículo disparó la idea de un libro y también le dio impulso para hacer un documental: “Todas las semanas charlábamos con Caldini y yo anotaba en una libreta, iba a mi casa y escribía.

Así durante unos meses, hasta que fue apareciendo un libro. Se lo di a Martín Rejtman para ver qué opinaba y apenas lo leyó me recomendó que hiciera una película”, recordó Di Tella.

En ese sentido, el director admitió cierto tironeo entre su pasión por el cine y su gusto por la escritura: “Soy una especie de escritor frustrado y eso se nota un poco en mis películas. A mi me influyen más algunos escritores que ciertos cineastas, y me gustan mucho las biografías y autobiografías que cuentan vidas. También me interesan las vidas que se cruzan, los destinos que se encuentran”.

“En todas mis películas indago en la vida de los otros para encontrar algo que me fascina. Me gusta el desafío de cómo contar una vida y, si en un libro eso es muy difícil, en una película es casi imposible. Si algo tienen mis películas es justamente eso, intentan transmitir una vida e invitar al espectador a hacer ese viaje”, agregó.

Además de retratarlo en su vida austera y solitaria en la quinta del Gran Buenos Aires donde limpia la pileta, corta el pasto, planta nuevos árboles y vive con la única compañía de insectos, pájaros, gatos y perros, la película indaga en la obra de Caldini y recrea algunos de los recursos técnicos y estéticos que este exquisito artista del celuloide puso en marcha en algunos de sus filmes.

Así, el espectador asiste a una remake de “Heliografía” (una película que Caldini filmó en la India en Super 8 milímetros y luego ralentó en video), “Un enano en el jardín” (una película perdida) y “Gamelan”, donde demuestra que para hacer buen cine a veces sólo hace falta una buena idea, y “Un nuevo día”, una película inconclusa sobre su colega Tomás Sinovcic, desaparecido en los 70.

“En esa época Caldini se fue la India (país al que volvería a viajar en otras dos ocasiones y donde sufrió delirios y alucinaciones). La época de la dictadura militar lo afectó muchísimo, especialmente a partir de la desaparición de su amigo Sinovcic, a quien él había ayudado a terminar un cortometraje militante”, explicó Di Tella.

Y añadió: “También me interesaba dar una visión de los 70 a través de alguien como Claudio, que padeció la dictadura sin ser un héroe ni nada y, sin embargo, él también era un resistente, porque junto a otros cineastas experimentales como Horacio Vallereggio, Silvester Byron, Narcisa Hirsch y Marie Luise Alemann representaban un último espacio de resistencia cultural”.

Para Di Tella, “el cine abstracto -opinó- tiene que ver directamente con su vida. Todo lo que él hace es profundamente autobiográfico. Por eso creo que esta película va a ayudar a conocer un poco más este cine injustamente olvidado. No es casualidad hacer esta película, porque algo está pasando en el país que tiene que ver con cierta insatisfacción con el cine convencional”.

fuente: telam.com.ar

1 comentario:

Maria Rosa Andreotti dijo...

Felicitaciones, Andrés. HACHAZOS, la película, es bella, tiene un ritmo atrapante, es enternecedora. Lo retrata tan bien a Caldini! De paso, ché, qué actorazo es!